Hoy en día esto es historia.
Un momento de furia callejera a la que he dado un tratamiento de constatación estética a un acontecimiento callejero.
Cuando realicé esa obra hace dieciséis años, la llamé Irrintzi, ahora el título ha cambiado:
Hauxe da historia.
Getxo, 30/04/05
Durante el año 1989, mucho antes de que sir Norman Foster adornara el gran Bilbao con su flamante metro, yo iba de aquí para allá en un trencillo encantador.
Me sorprendía ver las pintadas en las estaciones, épocas en las que el graffiti era el medio de expresión de la gente de la calle y así sucedía en los lugares que visitaba en esos días: Delhi, suburbios de Londres y Nueva York y alguno más que no recuerdo.
Me parecía interesante constatar algo que siendo efímero tenía gran poder de comunicación, una estética cuidada sobre todo en Delhi, me dediqué a sacar fotos de los grafiti, los fotocopiaba, los trabajaba lo menos posible, los enmarcaba y los exponía donde me lo permitían, rara vez duraban colgadas, las censuraban incluso antes de la inauguración.
Solo en Laudio estuvieron mucho tiempo, el alcalde estaba entusiasmado y me pidieron que siguieran colgadas más tiempo del previsto, me hacían entrevistas en la radio, el único lugar en donde fueron bienvenidas, aunque también Julen, el dueño del bar La Plaza de Algorta las mantuvo algunas semanas ante los comentarios espeluznantes de la gente que las veía.
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